Reír aumenta la retención de información y la concentración. ¿Por qué? Algunos estudios de neurociencia han demostrado que cuando reímos se activa la recepción de dopamina y esto, además de hacernos felices, estimula la parte del cerebro encargada de la memoria a largo plazo y enciende la motivación. Esto, como seguramente ya sabes, es esencial para el salón de clases, pues tus alumnos necesitan retener toda esos conocimientos que empiezan a adquirir, así como mantenerse motivados en su día a día.
Sin embargo, la escuela, para muchas personas, sigue siendo ese lugar solemne, silencioso, donde se debe mantener la seriedad. La risa, en realidad, puede ayudar mucho a los estudiantes. ¿No sabes cómo agregarla a tus clases?
Hacer chistes puede parecer muy poco oportuno en clase, pero no, justamente, hacer chistes sobre los contenidos de clase pueden ser lo que necesitas para aumentar la concentración y la motivación. También sabemos que no todos los docentes tienen la facilidad de ser humoristas, lo cual no es un impedimento. Un poco de imaginación y un buscador en línea harán maravillas. Puedes encontrar muchas páginas dedicadas al humor, muchas especializadas en cualquier materia, chistes que puedes llevar a tu clase cada vez que encuentres alguno.
El sarcasmo y los chistes que hacen sentir mal a alguna persona definitivamente deben ser evitados, no solo por los alumnos, también por los docentes. En cambio, puedes buscar algunas dinámicas divertidas para el salón de clases que sean apropiadas para el nivel de tus alumnos.
Quizá tengas un público difícil, especialmente si son adolescentes puede costarte un poco de trabajo encontrar el tipo de humor al que no puedan resistirse, pues los adolescentes son reticentes por naturaleza, por ello necesitamos establecer en el salón de clases que sea proclive a la risa, que sepan que el buen humor está permitido y que contagie las sonrisas desde el inicio. ¿Cómo lograr esto? Inicia tu clase con dinámicas sencillas, pero que invite a los alumnos a reírse un poco, juegos como el tradicional basta, crucigramas o incluso algo como caras y gestos pueden ser útiles para repasar en el aula los temas de la sesión anterior mientras relajas a los estudiantes y se ríen un poco.
A todos nos han ocurrido momentos difíciles en el salón de clases, un accidente con la ropa, una dificultad con alguno de los temas que tratamos de enseñarles, un olvido o incluso errores ortográficos en el pizarrón, esto no es fácil, como docentes estamos expuestos a momentos a muchos pares de ojos que nos observan con atención y que en ocasiones esperan el menor error para nosotros para hacerlo notar, lo cual nos hace sentir expuestos y vulnerables.
Tú puedes aprovechar estos momentos para reírte también y demostrar a los alumnos, de paso, que equivocarse no está mal ni es algo que debamos tratar de esconder, sino aprender de ello, además esa risa ayudará a relajar el ambiente que se vive a diario en tu salón de clases.
Y tú, ¿utilizas el humor en tu día a día? ¡Comparte tus experiencias con nosotros!