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Además de aprender la historia del mundo, ser capaces de sumar y leer, la escuela es el ambiente perfecto para que los alumnos aprendan habilidades que les serán de gran utilidad a futuro, así como para conocerse a ellos mismos, con lo que podrían descubrir el camino que desean seguir en el futuro o encontrar la inspiración que necesitan para poner todo su empeño en la escuela. Por eso es importante que, además de cumplir con el temario de las materias más académicas, todos los estudiantes tengan la oportunidad de acercarse a otras actividades, artísticas, deportivas o simples pasatiempos, en grupos podrán convivir con otros niños o adolescentes, incluso de otras edades, adquirir habilidades distintas y explorar sus propios gustos e intereses.
Sin embargo, debido al contexto en el que se encuentran y las presiones del mundo exterior, no siempre los alumnos tienen estas oportunidades, los recursos para las escuelas son limitados, los padres no tienen tiempo ni presupuesto para llevar a los pequeños a otras instituciones y, en ocasiones, existen ideas preconcebidas que alejan a los jóvenes de estas actividades, por ejemplo, que en casa se consideren una pérdida de tiempo, una distracción de la educación formal o un gasto innecesario.
La pandemia, que nos ha obligado a estar desde casa, también ha limitado las opciones de muchos estudiantes, quienes lejos de la escuela han perdido la oportunidad de practicar actividades que no sean precisamente escolares. Aunque también se han diversificado las opciones al poder realizar muchas cosas desde casa, aquellos que no cuentan con una conexión a internet o los recursos para ingresar a talleres o clases particulares se quedarán sin estas oportunidades, algunas de las cuales pueden comenzar en la misma escuela al convivir con sus compañeros o tener talleres o clubes.
Aunque nosotros mismos como docentes padecemos las dificultades de conexión y de comunicación con los alumnos para mantenernos al día con los contenidos que deberíamos estar impartiendo, también podemos ser el puente entre estos alumnos y la oportunidad de probar nuevas habilidades, convivir con niños o jóvenes de diferentes edades y conocerse mejor.
Haz un espacio en las sesiones que puedas tener con tus alumnos para compartir otros intereses, pregúntales cuáles son sus actividades favoritas o qué les gustaría explorar. Si bien no puedes impartir clases de piano, dibujo o fútbol, sí puedes abrir el espacio para que todos compartan un poco de su entusiasmo por estas actividades. Incluso si alguno de tus alumnos tiene un pasatiempo muy característico puedes abrir el micrófono para que le muestre a sus compañeros de qué se trata, si tocan un instrumento para que hablen de este, si juegan algún deporte para que compartan sus experiencias o si solamente tienen algún interés especial, como los videojuegos, para que expresen su entusiasmo. Sin duda tendrán la oportunidad de descubrir las coincidencias en experiencias y objetivos, sentir empatía o esparcir la curiosidad.
Claro que no siempre tenemos el tiempo para abrir estos espacios, especialmente si nuestros estudiantes no tienen una conexión estable o un equipo para conectarse a las sesiones, pero tú puedes infundir un poco de curiosidad, interés y afán de investigación si compartes con ellos recursos para que aumenten sus conocimientos de cultura general, comparte lecturas sobre música, historia o deportes, incluso puedes enviarles ejercicios que ellos puedan realizar en casa y descubrir si tienen algún interés especial en alguna actividad más allá de la escuela. No necesitan ser ejercicios o lecturas complejas, acércate a textos de divulgación o incluso a canales de Youtube o Tik Tok en los que haya tutoriales interesantes.
Si tienes el tiempo y la disposición para hacerlo, como docente puedes aprovechar tu poder de convocatoria y reunir alumnos para algún club especial, puede ser un sencillo club de lectura o incluso para aprender alguna habilidad, depende, claro de tus propios conocimientos e intereses, pero si eres un buen jugador de ajedrez, un guitarrista ocasional o dibujante de tiempos libres, puedes compartir con tus alumnos algo de estas habilidades y ayudarles a pasar el tiempo más allá del estrés que ha provocado el encierro. No necesitas ser un experto, incluso, si alguno de tus alumnos tiene este interés podrías iniciarlo en el ámbito docente y animarlo a compartir sus conocimientos con sus compañeros, para convertir este club en un taller o un laboratorio donde todos aporten un poco de conocimiento.
Esta temporada de pandemia nos ha traído nuevos retos y difíciles preocupaciones, pero con un poco de imaginación y cooperación podemos ayudar a los estudiantes a sobrellevar el encierro, continuar con su aprendizaje e incluso desarrollar nuevas habilidades. ¿Crees que tus estudiantes se interesarían por formar un club? ¿Alguno podría convertirse en guía para otros estudiantes? ¡Comparte con nostros tus ideas e intereses!