La función ejecutiva es un término neurológico que abarca varias habilidades que todos usamos y necesitamos para organizar nuestras actividades y autorregularnos. Algunos investigadores han utilizado la analogía del “director de orquesta” para describirla y señalar su importancia, pues gracias a ella organizamos nuestras acciones y respondemos al medio ambiente.
¿Sabes por qué es importante en el salón de clases y cómo puedes ayudar a tus alumnos a desarrollarla?
¿Qué es y dónde se encuentra?
Función ejecutiva se llama a las habilidades que tenemos para organizar nuestras tareas, regular nuestras respuestas a diferentes impulsos, adaptarnos durante la realización de una actividad y hacer más eficiente nuestro trabajo. Los investigadores creen que esta función se encuentra en el lóbulo frontal del cerebro, aunque también hay pruebas de que el cerebelo tiene injerencia.
Los niños no nacen con una función ejecutiva desarrollada, pero conforme crecen también mejoran sus habilidades en esta materia, sin embargo no todos nuestros estudiantes se desarrollan al mismo tiempo ni de la misma forma, por lo que podría ser necesario apoyar a algunos de nuestros niños para que mejoren en este aspecto. Si un alumno tiene problemas de función ejecutiva aparecerá como disruptivo, pues interrumpirá la clase y sus actividades constantemente, por lo que suelen ser vistos como desorganizados o inclumplidos.
¿Cómo podemos detectar un problema de función ejecutiva?
Alumnos con TDAH o autismo son los que mayormente manifiestan problemas con la función ejecutiva, pero existen otros factores por los que podrían mostrar dificultades. Más allá de las causas hay conductas muy específicas que podrían delatar un problema de función ejecutiva que, como profes, podemos abordar para apoyar a nuestros alumnos.
¿Cómo afecta la función ejecutiva?
Hay aspectos específicos en los que podemos observar un problema de función ejecutiva: la autorregulación, la flexibilidad cognitiva y la memoria de trabajo.
Autorregulación: Se trata del poder que tenemos para detectar y medir nuestro comportamiento antes de llevarlo a cabo. Si un alumno es mucho más impulsivo que sus compañeros y lo manifiesta a través de conductas que interrumpen la clase o emociones sin control, podríamos ayudarlo con ejercicios específicos que le ayuden a controlar su conducta durante procesos específicos, desglosando paso a paso por qué es importante hacerlo y cómo puede prevenirlo.
Flexibilidad cognitiva: Es necesaria para adaptarnos a los cambios en el ambiente y para detectar si una estrategia no funciona para completar una tarea, así como para pasar de una acción a otra. El cambio de actividad repentino o un desajuste en su rutina cotidiana podría afectar a un alumno con disfunción ejecutiva, por lo que le costará volverse a concentrar o incluso se resistirá a realizar ese cambio, también podría enfrentar poca resistencia a la frustración. Avisos oportunos y planes detallados sobre lo que ocurrirá en la clase serán de gran utilidad.
Memoria de trabajo: Estas son una serie de habilidades necesarias para llevar a cabo diversas tareas, desde la memoria corporal hasta el manejo del tiempo intervienen en este proceso, por lo que podríamos ver alumnos que parecen desorganizados o que les cuesta realizar actividades en el orden correcto. Detallar el paso a paso de las tareas que le pedimos a nuestros alumnos, así como la repetición de los pasos a seguir podrían ayudar mucho a nuestros estudiantes.
¿Cómo le ayudo?
Ayudar a nuestro alumno puede requerir un poco de paciencia, pero al detectar estos problemas será más sencillo avanzar con ellos. Utilizar estrategias en las que se les pregunte o se les pida enlistar el proceso previo a la realización de una tarea es importante, por ejemplo, preguntar a nuestros alumnos, de forma que ellos mismos puedan contestar, qué requieren para realizar una tarea, cuáles son los elementos físicos que requerirá, así como mostrar el resultado esperado lo ayudarán a verlo con más claridad.
Proponer distintas formas de organizar el pensamiento también podría ser útil, pues la desorganización ocurre también a nivel de pensamientos. Utiliza recursos visuales y usa la mayor cantidad de detalles posible, cuadros sinópticos, listas, infografías, mapas mentales y ejemplos prácticos son técnicas que podrías probar.
¿Alguna vez has tenido un alumno que presentara estas dificultades? ¿Cómo lo abordaste?