El cambio es tan inevitable como necesario, aunque nunca es fácil, tampoco es posible mantenernos estáticos y debido a esto la sociedad se encuentra en constante cambio, la forma de pensar, las modas y hasta nuestras ocupaciones cambian a diario. Hace tiempo, llevar un tatuaje era una razón por la que las personas se cruzaban la calle al verlo de lejos, pero hoy en día se ha convertido en una forma de expresión e identidad, más relacionada con el arte que con la delincuencia. Sin haber superado el estigma por completo, cada día hay más personas que tatúan su piel, debido a razones tan variadas como los diseños que vemos.
¿Conoces el origen del Tatuaje?
Hacerse dibujos en la piel es una práctica que ha acompañado al ser humano desde hace miles de años. De acuerdo con algunos investigadores, los vestigios más antiguos de tatuadores datan del periodo Neolítico, es decir hace más de 5 mil años; en Siberia y en el Delta del Danubio fueron encontradas algunas herramientas para este fin. Hoy sabemos que los primeros pigmentos de henna utilizados para tatuar provienen de Egipto, en donde el arte del tatuaje era realizado solo por las sacerdotisas.
¿Aceptados o rechazados?
El tatuaje ha tenido diferentes connotaciones sociales a través de los años. En la India, por ejemplo, las mujeres eran tatuadas según su estatus social, mientras que en civilizaciones como la celta y la germánica, los soldados los utilizaban para las guerras. En Japón, esta práctica se convirtió en arte 200 años a.C., pues el cuerpo era visto como un lienzo para los Hori, considerados en su tiempo como verdaderos maestros en el uso de la imaginación, perspectiva y colores. Con los años, los gobernantes japoneses destinaron el tatuaje sólo para criminales.
En Occidente, en el Siglo V, Constantino I los prohibió, al considerarlos diabólicos, con lo que dio pie al rechazo cristiano, pero durante la Guerra Civil en Estados Unidos, la práctica se popularizó gracias a Martin Hildebrandt, quien tatuó a muchos soldados de ambos bandos. Él mismo fue quien, en 1870, abrió el primer estudios de Tatuajes en Nueva York. Para la Segunda Guerra Mundial tuvieron papeles muy importantes, por un lado, los Nazis marcaban la piel de los judíos con números para registrarlos como objetos e identificarlos. Mientras que, por su parte, los soldados norteamericanos se marcaban la piel con símbolos patrios.
¿Y actualmente?
Hoy en día es una práctica cada vez más común que ha dejado atrás los problemas de salud que podían derivarse de ellos, pues los estudios y profesionales son mucho más conscientes de sus responsabilidades, mientras que, socialmente son mucho más aceptados. En nuestro país, la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación, en su primer artículo, prohíbe discriminar a alguien por su apariencia física o por cualquier otra razón, por lo que no se debe negar ningún derecho, ni educación ni empleo, a alguien debido a su apariencia. De igual forma, para muchas personas es todavía censurable, especialmente por razones religiosas, pues se considera que el cuerpo no debe ser marcado ni herido.
Llevar tatuajes ¿cambia algo?
Más allá de los dogmas y los juicios sociales, la realidad es que, salvo la figura que queda impresa en la piel de forma permanente, un tatuaje, por sí mismo, no cambia ni el intelecto, ni las emociones, ni la preparación, ni la personalidad de nadie. Quienes se hacen un tatuaje son siempre los mismos que eran previamente. Es verdad que por medio de la tinta se puede expresar mucho de la identidad, pues sin duda los diseños elegidos dicen mucho de quien los porta, pero esto no significa nunca que condicionen o cambien a alguien. Más que el tatuaje en sí, lo que puede cambiar de una persona es cómo lo perciben los otros.
¿Y en la escuela?
Hoy en día, alguien con tatuajes visibles puede obtener un empleo y enfrentarse a menos dificultades que antes, sin embargo hay profesiones que son todavía objeto de discusiones, pues médicos o maestros, por ejemplo, son figuras que destacan mucho en la sociedad. Algunos dicen que un maestro no debería dar un mal ejemplo a sus alumnos, mientras otros defienden que enseñar respeto y diversidad a los estudiantes es muy importante. Aunque la calidad de la enseñanza no cambiaría nada con la presencia de un tatuaje, se argumenta que los maestros son un modelo a seguir por parte de sus alumnos. Aquí la pregunta sería si por llevar tatuajes, un profesor se convierte en un mal modelo para los jóvenes y por qué.
¿Tú qué opinas al respecto? ¿Tienes algún tatuaje?