Ser docente es una gran aventura, nos permite estar en contacto con las mentes jóvenes y enseñarles un poco de lo que sabemos, no solo a nivel académico, sino en muchos otros aspectos, pues inevitablemente una parte de sus vidas está ligada a la escuela. De igual manera, nuestra vida personal está vinculada a las muchas horas que pasamos dedicados a nuestro trabajo, tanto en las aulas como en las actividades que se relacionan con estas, por ello hay mucho más en el trabajo que solamente una lista de tareas.
Así como entre los estudiantes hay momentos de dificultades, a veces surgen conflictos entre compañeros de trabajo, algo que pasa incluso en los mejores ambientes. El problema es que en el ámbito docente esto también puede llegar a ser una dificultad para los propios estudiantes e involucrar aspectos muy personales y emocionales de los maestros. Como directores, líderes de equipo y autoridades necesitamos estar preparados para gestionar estos momentos, algo para lo que no siempre estamos preparados. Pero tenemos la posibilidad de hacer que estos conflictos sean menos complejos y tengan menos consecuencias sobre la vida de nuestros estudiantes.
Algo importante es recordar que ellos no tienen que convertirse en mejores amigos, a veces pensamos que la convivencia sana representa también un tipo de amistad, aunque esto no es necesario, lo importante es que las cuestiones laborales y escolares queden tranquilas, quizá no lograremos que estos maestros salgan de fiesta juntos, pero sí que sus encuentros en la escuela no resulten incómodos para otros docentes, ni para sus estudiantes. La meta de nuestra gestión es que podamos llegar a algún acuerdo que evite las dificultades.
Todos queremos resolver los conflictos de forma pacífica y sin confrontaciones, por lo que hablamos por separado con todos, mientras las partes involucradas evitan verse de frente. Esto difícilmente será la respuesta correcta a las dificultades. El problema es que la comunicación no es realmente fluida si lo hacemos de esa forma, las personas suelen interpretar de formas variadas lo que decimos e incluso al transmitir información no podremos mostrar lo que los demás sienten o piensan. Lo mejor es convocar a todos los involucrados para hablar tranquilamente, con el compromiso de expresar nuestros conflictos y escuchar al otro, así además quedarán testigos que podrán verificar que los acuerdos se mantengan. Aunque también es importante no exponer a las personas con terceros.
Aunque lleguemos a acuerdos de forma colectiva, está en nosotros mantener abierto el canal de comunicación con todos, escucharlos activamente, siempre desde la empatía, pero con la disposición de resolver conflictos y no favorecer a nadie. Es importante que tus docentes sepan que se pueden acercar a ti para resolver cualquier situación, que recibirán apoyo para resolverlo todo, sentir que hay un trabajo en equipo es muy importante.
Algo importante y que debemos tomar en cuenta incluso cuando de alumnos se trata es que no podemos resolver conflictos mientras nuestras emociones dominen las decisiones que tomamos, tenemos que pensar antes de actuar y cuando alguien está enojado es poco probable que tome decisiones guiado por la razón. Evita totalmente que se tomen acuerdos mientras alguien está enojado o en un estado emocional, tomen distancia y tiempo para ver cómo se resolverá en el futuro, ya con la cabeza fría.
¿Has tenido problemas en la convivencia entre tus docentes? ¿Cómo has abordado estos conflictos? ¡Comparte con nosotros tus estrategias!