En 1960 las leyes que separaban a blancos y negros en escuelas, oficinas, autobuses y negocios ya se habían abolido, sin embargo muchas ciudades estadounidenses continuaban con la segregación, pues la sociedad se negaba a aceptar la mezcla entre unos y otros. En Nueva Orleans, una ciudad con muchos problemas de discriminación, una niña de seis años y su maestra cambiaron la historia de la educación, pues Ruby fue la primera alumna de color en Louisiana en asistir a una escuela “de blancos”.
“La asociación nacional para el adelanto de la gente de color” ofreció a los padres de Ruby Bridges que asistiera a la escuela William Frantz, que se abriría por primera vez a la integración racial, decisión que tuvo muchas consecuencias para la familia, para la escuela y para la sociedad. Su padre perdió su empleo e incluso sus abuelos perdieron su hogar, pero con el tiempo, Ruby Bridges y su familia cambiaron la historia.
El primer día de clases, Ruby fue escoltada por cuatro agentes federales desde su casa hasta la escuela, pues el alboroto en la ciudad y en las instalaciones era general, a su paso por las calles la gente gritaba y daba muestras de un fuerte desprecio, los padres de niños blancos se negaron a dejar a sus hijos en el mismo edificio y los maestros de la escuela no estaban dispuestos a darle clases a la niña de 6 años. Ese día, Ruby no pudo llegar a su salón de clases. Las protestas no se hicieron esperar e incluso hubo personas que amenazaron con envenenar el almuerzo de la pequeña.
Al día siguiente Ruby llegó a una escuela desierta, el director la esperaba en la entrada y la condujo a su salón, pasó un año en una escuela vacía, sin amigos con quien jugar ni la oportunidad de salir al patio, pero en compañía de una maestra que, junto con ella, cambió la histora: Bárabara Henry, una joven maestra que aceptó sin pensarlo dos veces y que le dio clases a Ruby con la misma entrega con la que se da clases a un aula llena, se convirtió en su maestra de Educación Física, de Música y de todas las asignaturas, porque estaban solas, pero juntas crearon un pequeño oasis educativo, así, Ruby y la Sra. Henry se convirtieron en las mejores amigas, aunque al principio la propia Ruby se sorprendió de tener una maestra blanca.
El hecho rápidamente llegó a los medios nacionales y pronto se convirtió en un símbolo para la nación.