Puede ser que creas que el trabajo de tu pareja no afecta tu vida diaria o que tu propio trabajo no cambia nada de tu vida familiar. La verdad es que lo que hacemos a diario influye en muchas áreas de la vida, por ejemplo, ser maestro es todo un estilo de vida. Si estás casado o sales con un docente o tú eres docente, seguro reconocerás estas situaciones.
Incógnito
Cada vez que sales de tu casa es muy probable que ella o él se encontrará con algún ex alumno, familiar de alumno o incluso alumno actual, con la familia y todo, por eso ya no se atreven a salir en pijama un domingo por la mañana ni a comprar leche, y es que si hay alguien importante en la comunidad es el profesor, además ha tenido tantos alumnos que no es raro encontrar a alguien en la calle que pasó por su salón de clases.
Conversaciones de adultos
La verdad es que un maestro se pasa el día en conversaciones con sus alumnos, los cuales pueden ser desde los tres años, por lo que, si al final del día siente hay algo raro en la conversación que mantiene en casa, es porque de pronto se ve envuelto en una conversación con un adulto y no con alguien que prefiere platicar sobre caricaturas. A eso agrega, que inevitablemente usará su tonos serio de maestro contigo, para que dejes de distraerte y hagas la tarea.
La casa de las manualidades
Lo más seguro es que su hogar sea una bodega que guarda el material de reciclaje que pretende aprovechar en su salón de clases, desde los rollos de papel de baño hasta las latas o botellas de pet con la que hará distintas manualidad o enseñará a sus alumnos a contar. Todo eso está en la cocina, en el baño, en la habitación o debajo de algunos muebles, guardado para cuando sea necesario.
Y el ayudante
Claro que, cuando el momento llega, es momento de apoyar al docente a hacer dichas manualidades, a juntar los rollitos de papel, a calificar exámenes o tareas, a pasar calificaciones o a cortar y pegar tiritas de papel, depende mucho del curso, pero inevitablemente serás el ayudante de tu amado docente. Está escrito en las reglas.
Todólogos
La parte buena de un maestro es que tiene dominado el arte del multitask, por lo que puede conversar a la par que hace sus planeaciones, se pone al corriente con la serie y cena, todo lo hará de forma impecable y posiblemente haya resuelto todos los desperfectos de la casa en lo que tú pensabas en lo que tenías que hacer. Además son buenos para pegar, cortar, decorar, calificar, escribir, hablar en público, resolver conflictos, dar consejos, esconder las manchas, evitar contagios virales y demás tareas.
Habrá muchos maestros en tu vida
Si tú no eres maestro, pero te casaste con un docente, sabes que en tu vida es inevitable la presencia de maestros todo el tiempo, quizá es porque la familia de tu pareja es una larga estirpe de maestros, porque vas a las reuniones con sus amigos o porque simplemente existe un talento de docente para reconocer otros docentes en la calle y platicar durante horas en el supermercado en la parada de autobús sobre la escuela y los alumnos.
Tú podrías pasar lista
Sí, porque te sabes de memoria el nombre y la historia de cada niño o joven al que da clase tu novio, novia, esposo o esposa, de vez en cuando has tenido que apoyarlo en momentos de frustración, diseñar estrategias para superar momentos difíciles y te alegra enormemente cuando algún alumno supera un reto. Incluso, cuando llega a casa le preguntas por ese pequeño alumno que te tiene preocupado.
¿Te sientes identificado con estas situaciones? ¡Comparte con nosotros cuáles otras situaciones pasan quienes están casados con un maestro?