Es realmente difícil, como maestro, encontrarse con un estudiante (con diagnóstico o sin él) que tiene Trastorno de Déficit de Atención con o sin Hiperactividad es un reto, pues su forma de aprender y las necesidades de su cerebro no se parecen a la de sus compañeros, por lo que muchas veces interrumpen la clase y hacen preguntas extrañas en momentos incorrectos, sin mencionar que constantemente corren por el salón de clases, hacen ruido, gritan o llegan a ser extremadamente desafiantes, con sus maestros y con sus compañeros.
Sin embargo, es muy probable que esos niños y niñas también sean alumnos dispuestos a trabajar y ávidos de aprender, pero con poca confianza en sí mismos, preocupados y ansiosos, pues saben que la gente suele verlos como problemáticos, que no se esfuerzan. Aquí van siete claves para trabajar con ellos en el salón de clases.
Déjalos moverse
Necesitan moverse para filtrar la energía y concentrarse en aprender,especialmente durante periodos de silencio, lectura o trabajo.
Balancearse en su silla, masticar chicle, mover las piernas o jugar con algo en las manos, son movimientos discretos que te ayudarán sin interrumpir la clase. Permítele a tu estudiante que haga pausas para levantarse y añade actividad física, dale una lista de ejercicios o tareas que él o ella deba cumplir a lo largo de la clase y le permitan estar en movimiento.
Una cosa a la vez
Procura que tus instrucciones sean cortas y no las des todas de una sola vez, divide las tareas, trabajos e instrucciones en tantos pasos como sea posible y enlístalos poco a poco.
Ten una lista a mano
Pon una lista en el pizarrón de todo lo que harás durante la clase, si estás todo el día con ellos divide tu clase en fracciones y enlista lo que debe pasar en esas fracciones, así permitirás que el estudiante sepa cuánto tiempo más debe estar concentrado.
Si es demasiado inquieto inicia con listas cortas y periodos de trabajo pequeños, poco a poco puedes aumentar el tiempo de concentración. Varía el ritmo de la clase, utiliza actividades de repaso que requieran movimiento y que sean intensas, pero rápidas.
Material visual
Añade a tus clases todo el material visual que puedas, gráficos, colores, columnas, cuadros sinópticos y distintas formas de organizar la información harán más fácil el proceso de aprendizaje.
Ayúdalo a organizarse
Crea un sistema con el que tu alumno pueda seguir una estructura constante, tener códigos de color para los exámenes o tareas, y carpetas en las que pueda llevar y traer sus trabajos sin confundirse son buenas herramientas. Hagan listas para verificar que todo está en orden antes de dejar el salón o al comenzar la clase evitará que tenga olvidos.
Contacto visual
Puede que él no te mire a los ojos cuando hablas con él o que su mirada no esté en el pizarrón, esto no significa que no esté poniendo atención, simplemente necesita mirar otras cosas mientras te escucha. Por otro lado, tú puedes tenerlo siempre en la mira, obsérvalo constantemente y muévete por el salón para verlo desde distintos ángulos, observa si hay algo a su alrededor que lo distrae o si interrumpe a sus compañeros.
Hagan equipo
Hazlo sentir parte de su proceso de aprendizaje. Habla con él siempre y escúchalo, crea códigos con él que te permitan saber durante la clase cómo se siente o si está cerca de perder la concentración, por ejemplo, si levanta la mano y tiene el pulgar arriba significa que necesita moverse, esto les ayudará a mejorar su regulación y aumentar su autocontrol, pues tu estudiante aprenderá a escucharse a si mismo y conocerse mientras siente que lo apoyas.
¿Has tenido alumnos que representen un reto? ¡Cuéntanos qué estrategias has usado y cómo has resuelto esas situaciones!