Como docente se espera mucho de ti, algunos creen que ser maestro es una profesión de mucha seriedad y si, pero también tiene sus momentos de diversión. De todas formas, hay uno o dos secretos profesionales que no le confesarías a cualquiera, porque son de maestros, secretos que no todos pueden conocer, a menos que sean maestros, porque seguro han pasado por estos momentos.
Esconder comida de tus alumnos
La verdad es que sueles compartir con tus estudiantes, pero a veces extrañas esos almuerzos sin la mirada de tus chicos, especialmente cuando se trata de dulces, galletas o simples antojos. Hay pequeños alimentos que saboreas durante el día, no puedes esperar el momento de probarlos, pero sabes que debes hacerlo debajo del escritorio o en la seguridad de la sala de maestros (cuando esté vacía), porque tus alumnos de inmediato querrán probar ese precioso manjar. Y a veces llevas para compartirlo con todos, pero otras… ¡es tuyo!
Deseado que el clima se interponga
El cambio climático es sorprendente, ha hecho estragos en la temperatura de todo el mundo, por eso es importante la salud de tus alumnos. Nada grave, unos dos grados menos y el horario de entrada se recorrerá, eso es suficiente. Y unos diez minutos más de sueño, eso sería genial. No, es decir, sería mejor que los niños no salgan tan temprano de sus casas. O mejor que no vayan.
Preferido a un alumno sobre todos los demás
No, los maestros nunca tienen favoritos, definitivamente, pero en algunos grupos hay un pequeño alumno que es todo dulzura, inteligente, atento, bien portado, nunca falla en las tareas y cuenta las mejores historias, siempre te hace reír. O a veces es ese estudiante difícil al que le pones tanta dedicación que se convierte en el que mejor te cae, llegas a conocerlo, a comprenderlo y hasta te confiesa sus secretos. No es que tengas favoritos, pero lo extrañarás el año siguiente.
Sentir alivio ante una ausencia
Si tu alumno más difícil no llega a la escuela un día cualquiera, esperas que se encuentre bien, pero suspiras con alivio. Será un día tranquilo, sin duda, no es que no aprecies a esos alumnos que todo discuten, que les cuesta ponerse a trabajar o que el recuerdo de su tono de voz te despierta por las noches, pero un día para concentrarte en otros alumnos no está de más. “Espero que se recupere pronto, lo vamos a extrañar estos días.
Usado una actividad silenciosa para descansar
Tener una clase llena de actividad, dinámica y con pequeños que participan entusiasmados todo el día es muy importante y divertido, pero de vez en cuando necesitan resolver los ejercicios de la página 1 a la 10 en silencio, para que practiquen y para que te den unos minutos de tranquilidad en el salón de clases.
Perdido la madurez ante una discusión con un alumno
“¡Porque yo lo digo!” Ese argumento termina todas las discusiones. Aunque tratas siempre de escuchar a los estudiantes, comprender sus razones y dialogar con ellos, alguna vez la frustración te ha ganado, el adulto en ti ha recurrido a tácticas infalibles para discutir, solamente porque a veces no hay manera.
Fingir atención cuando alguien te dice qué hacer
Has puesto cara de interés mientras asientes con la cabeza, pero sin poner atención y es que cada vez que alguien comienza a sugerir cambios en tu clase o estrategias con los niños sin saber cómo funciona tu salón o simplemente sin ser maestro se activa tu modo “ignóralos a todos”, no te podemos culpar.
No te preocupes, estos pequeños secretos están a salvo, pues solo otros maestros comprenderán la situación.