Aunque aún hoy en día existen diversos problemas de género, los cuales se expresan a través de violencia y falta de oportunidades en diversos aspectos, tanto para hombres como para mujeres, en el salón de clases tenemos la posibilidad de apoyar en el cambio, continuarlo y abrir las puertas de nuevas oportunidades para hombres y mujeres.
Y esto se trata de ayudar a las niñas a desarrollar seguridad y su capacidad de liderazgo, algo que no siempre se considera y que, por el contrario, conforme se avanza en la educación, parece evitarse para las mujeres. ¿Cómo podemos cambiar esto?
Para aprender, todos nuestros alumnos necesitan sentirse seguros. Y aunque no siempre podemos darles el tipo de seguridad que necesitan, podemos crear al interior de nuestro salón de clases e idealmente en la escuela, un espacio donde todos nuestros alumnos se sientan seguros de expresar sus emociones, ideas y dificultades.
Todos pueden pasar por ciertos momentos de vulnerabilidad, pero tanto hombres como mujeres enfrentan peligros y preocupaciones propios, por lo que es importante que ellas sepan que cuentan contigo y con los adultos de su escuela para expresar sus preocupaciones, que validen sus emociones y los problemas que enfrentan. Más allá de eso, es importante que entre las propias alumnas surjan lazos y relaciones fuertes, confianza para hablar sobre sus experiencias, un espacio seguro donde ellas puedan unirse.
Es común, todavía para muchos de nosotros, que pensemos en ciertas actividades como parte de un género definido y aunque sabemos que existen mujeres y hombres que participan en todas las actividades, tendemos a pensar, de forma inconsciente, que las niñas son mejores para ciertas cosas, mientras que los niños lo son para otras.
El enfoque que tenemos en la sociedad nos lleva a pensar que los hombres son líderes natos, por lo que para cuando los alumnos llegan a la secundaria es más probable que las niñas se hayan retraído y participen menos en el aula y expresen mucho menos sus ideas.
Por lo que trabajar con ellas su sentido del liderazgo es importante y positivo.
Las mujeres que asumen el liderazgo son vistas como mandonas, difíciles, rebeldes o incluso intimidantes. Y aunque tengamos en mente la idea de cambiar el estereotipo social de los géneros, nosotros mismos muchas veces tenemos prejuicios difíciles de erradicar. Por lo que mantenernos abiertos y cuestionar constantemente nuestras creencias o los conceptos que asumimos como reales es muy importante.
Considera tu actitud ante ciertas conductas, pregúntate si tu aproximación a ciertas cosas está influida por algún sesgo de género y busca nuevos puntos de vista.
Crea un espacio de reflexión, donde tanto tú como tus alumnos y en especial tus alumnas, cuestionen sus propios estereotipos. Puedes iniciar estos momentos de reflexión con alguna pregunta abierta para que luego analicen sus respuestas y los estereotipos que estas expresan. Así como momentos para cuestionar las creencias de lo que ellas y ellos deben ser o creen que deben ser.
¿Cómo impulsas a tus alumnas a tomar el liderazgo? ¿Cómo crees que afecta de forma visible o que pasa desapercibido la inequididad de género?