Resolver conflictos en el salón de clases es muy importante y una actividad cotidiana, pues es común que surjan los desacuerdos o interrupciones en la clase.
Ya sean conflictos entre alumnos, entre tú como docente y estudiantes e incluso entre autoridades y alumnos, un adecuado manejo de estos conflictos es esencial.
Tener un ambiente agradable en el salón de clases te ayudará en gran medida a evitar los conflictos, por ello es necesario que trabajes desde el inicio con tus alumnos la comunicación, la escucha activa, la autorregulación y diferentes formas de abordar los problemas.
Cultivar una ambiente de colaboración en el aula no es un trabajo sencillo, pero es posible. Depende mucho de la comunicación que tengas con tus alumnos, por lo que siempre debes demostrar que los escuchas, así como hablar con ellos, para demostrarles confianza.
Es necesario que tú tengas claro cómo abordar los conflictos en tu vida diaria. Para esto debes saber cómo reaccionas tú ante los conflictos, trabaja en la empatía y en la colaboración.
Descubre cuáles son las mejores formas de resolver las discusiones o los problemas que se suscitan a diario y pon a tus alumnos un buen ejemplo, al tratar los conflictos que lleguen a ocurrir entre ellos y tú, no olvides escucharlos siempre, mantener la mente abierta y ser flexible.
Aunque la resolución en el momento que ocurre algún percance es importante, también es esencial que observes los problemas a profundidad, para que puedas adelantar si un problema es más grave o más profundo de lo que aparenta, así como para identificar las verdaderas causas de lo ocurrido.
Ante un problema, hazte algunas preguntas:
-¿Quiénes son los implicados?
-¿Por qué comenzó el problema?
-¿Cuál es la causa que motivó a los alumnos a actuar así?
-¿Han tenido algún problema anteriormente?
-¿Qué ocurría a su alrededor?
-¿Tienen esos alumnos algún contexto importante para tomar en cuenta?
-¿Tus alumnos suelen tener una conducta desafiante?
Sin importar lo superficial que pueda parecer una discusión o una pelea, analizar esos factores te ayudarán a prevenir futuros percances y para crear estrategias que ayuden a tus alumnos a estar más tranquilos, pues podrás identificar qué y cómo afecta a tus alumnos.
Cómo actúas y qué proyectas a tus alumnos es algo que necesitas tener en cuenta, pues de eso depende cómo actuarán ellos ante un conflicto y la confianza que tendrán para hablar contigo.
Procura mantenerte con la cabeza fría ante los problemas y evita reaccionar de forma visceral, mantente firme, pero actúa con tranquilidad.
Esto no es fácil cuando hay situaciones en el salón que desbordan nuestra paciencia o que nos tocan de manera personal, por lo que tú también debes aprender formas de regular tu energía y manejar tus emociones, además te servirá para transmitirle a tus alumnos inteligencia emocional.
Cuando topamos con pared solemos limitarnos a las consecuencias que traerán los actos de nuestros alumnos, pero decirle a un alumno que debe comportarse o perder su recreo funcionará solo unas cuantas veces o no funcionará. Tener consecuencias claras y bien establecidas es importante, pero para resolver un conflicto es necesario ir más a fondo, así los alumnos podrán aprender a regular sus acciones y ellos mismos prestarán atención a sus actos.
Enséñales técnicas de respiración para controlar la ira, cultiva la empatía entre alumnos, déjalos que ellos manejen sus problemas en la medida de lo posible, posibilita la comunicación entre los implicados, practica la escucha activa en tu salón de clases y dale a tus alumnos opciones para cambiar su comportamiento con las que realmente pueda elegir.
Por ejemplo, si un alumno ha interrumpido la clase constantemente dale opciones para participar de forma activa, como escribir sus comentarios, acercarse más tarde a ti, levantar la mano y esperar su turno, esto más allá de las consecuencias que hayas establecido previamente para sus actos.
Esto es muy importante para un buen manejo del salón, por ello crear desde el inicio o sobre la marcha un código de reglas básicas y sus consecuencias es una forma de ayudar a tus alumnos a pensar en sus actos.
Para crearlo cuenta con la participación de tus propios estudiantes, permite que ellos analicen por qué necesitan esas reglas y qué ocurriría si no las cumpliera, discute con ellos ese reglamento y deja que expresen sus puntos de vista.
¿Cómo manejas los conflictos dentro del aula? ¡Comparte con nosotros tus experiencias!